Carta a todos los amigos y familiares, compañeros de viaje, a todos los que de alguna manera han marcado mi vida, y me han dado la oportunidad de ser quién soy, y de haber podido llegar hasta aquí. En la necesidad de dar vida a una Fundación joven que emerge desde un corazón desgastado por el tiempo, que seguirá latiendo con fuerza y entusiasmo hasta el último instante de los días que aún me resten por vivir, con la ilusión de haber podido dejar este mundo un poquito mejor de cómo lo encontré al llegar. A ustedes les digo…: colaboren con ella, y traten de mejorarla con sus ideas y aportaciones. Es una obra digna de su atención, que nace con voluntad de ser un ejemplo para todos.
“Tempus fugit” decían los latinos. Si el tiempo huye, seamos ágiles, efectivos, y evitemos demoras injustificadas. Muchos nos lo agradecerán. Y todos satisfechos.
Recuerden, cuando reciba la llamada del Cielo y deba partir a ese mundo nuevo llamado Paraíso, continuaré escribiendo esta carta desde las estrellas, con palabras de gozo y agradecimiento eterno, a cuantos han contribuido en este proyecto de hacer un mundo más sano y solidario. ¡Mucho ánimo, amigos! Estaré a vuestro lado para ayudarles a superar las dificultades y celebrar juntos cada reto y cada logro conseguido.